Hola, esta entrada debería haberse llamado Siete Lagunas, pero un inconveniente surgido cuando llevábamos 1 hora de ascensión nos hizo volver sobre nuestros pasos hacia el inicio de la ruta y ya no nos quedó tiempo más que para ir a la Caldera por la pista que va de Capileira al Veleta.
La experiencia ha sido muy satisfactoria, como siempre, y comenzó con la agradable sorpresa de que sería Conchi, a quien conocía de una visita anterior, quien nos hiciera de guía-comentarista en el trayecto en microbús desde Capileira hasta el Alto del Chorrillo, con parada en el mirador de Puerto Molina. Otro día hablaré de las cosillas que nos cuentan sobre Sierra Nevada, como los pisos climáticos, los endemismos y todas esas cosas. Hoy os cuento algo sobre los materiales que conforman Sierra Nevada que se me ha quedado grabado gracias a una regla «menos técnica» (emulando a Paco León). Nos decía Conchi que Sierra Nevada se formó durante el plegamiento alpino, cuando la placa africana y la índica chocaron con la placa euroasiática formando Sierra Nevada, los Alpes, el Himalaya… hace muchos millones de años. Y nos contaba que Sierra Nevada tiene en su interior un tipo de roca que es metamórfica, que ha estado sometida a una gran presión y temperatura, que es muy dura, y que se rompe en lajas, como la pizarra. Éste es el material principal del que están formadas las cumbres del macizo:
Fijaos en la roca que emerge de un mar de detritos. Esas formas rectas, sólo han podido formarse bajo gran presión y temperatura, ¿no os parece? Y están a más de 3000 metros de altura, en las faldas del Mulhacén… bueno, este es el material que forma el corazón de Sierra Nevada. A su alrededor, y a menor altura, la banda de rocas denominada «Complejo Alpujárride», mayoritariamente compuesta de lo que en la Alpujarra se conoce como «launa», que viene a ser un material aislante perfecto para cubrir los tejados de las casas tradicionales alpujarreñas. Rodeando todo esto, os lo podéis imaginar: Yo, que soy de la Vega de Granada, diría que materiales sedimentarios que hacen fértiles valles como el del Genil en Granada, o el Andarax en Almería. Pues todo esto es como un helado triple-chocolate, con su núcleo de chocolate duro y sus dos bandas de diferentes texturas que lo rodean ;).
Pues todo esto antes de bajarnos del autobús, que no está nada mal, y luego a disfrutar del paseo, del ejercicio, y de la contemplación de las vistas desde una altura que ronda los 3000 metros. Y aquí quisiera aclarar para los que tienen miedo de los desniveles, que el microbús del Servicio de Interpretación de Altas Cumbres te deja a unos 2700 metros de altura y que la altura máxima, el Mulhacén, está a 3478 metros, con lo que el desnivel máximo es de unos 730 metros, muy asequible para todo el mundo. En la foto, el mar visto desde el mirador de Puerto Molina:
Aparte de las cabras montesas, típicas de las cumbres, y que no faltaron junto a la laguna de la Caldera, encontramos bastante fauna allá arriba. Como dije antes, habíamos empezado a subir por la loma del Mulhacén buscando el desvío que nos llevaría a Siete Lagunas, estábamos a una altitud de 2940 metros cuando tuvimos que parar y regresar sobre nuestros pasos. Mientras tomábamos la decisión de continuar o regresar, nos sobrevolaban constantemente lo que yo creo que eran aviones roqueros: la forma más aerodinámica que la de las golondrinas, aunque su aspecto es muy parecido; pero era el sonido lo más extraordinario. Pasaban a nuestro lado, casi rozando el suelo, silbando, cortando el viento y a una velocidad tremenda, tanta, que fue imposible sacarles una foto.
Uno que se dejó fotografiar fue la chicharra de Sierra Nevada, o «Baetica ustulata», que estaba casi por todas partes, pero sobre todo en la parte inicial del recorrido donde abundan los matorrales.
A mí me sorprendió que había muchos pájaros, incluso a 3050 metros, rodeados de un mar de piedras, que fue la máxima altura a la que subimos. La duda viene lógicamente por el alimento que se puede conseguir en un roquedal… la respuesta ya nos la adelantaba Conchi en el microbús: Entre las lajas de roca el agua se estanca y crea el ambiente perfecto para que crezcan numerosas especies de plantas, como los helechos (sí, los pudimos ver). Supongo que uno de los pájaros que vimos rondando el refugio de la Caldera sería el acentor alpino. Digo supongo porque no puedo identificarlo bien debido a la calidad de las fotos.
Fue además un día muy fructífero en cuanto a quemaduras de piel humana por el sol, y en avistamientos de lepidópteros, que así es como se conoce científicamente a las mariposas. A mí no me miréis, que la culpa es de los griegos. Si no, echadle un vistazo al libro que me ha servido de fuente para identificar las mariposas que hemos visto: «Las mariposas diurnas de Sierra Nevada».
Qué puedo decir de este magnífico manual. A mí me ha servido para elaborar esta entrada. Las fotos son, sencillamente, extraordinarias: te enamoran y te hacen desear ver en directo estas obras de arte de la Naturaleza. Lo que a mí más me ha llamado la atención han sido los calendarios circulares donde te indican en qué meses del año puedes encontrar a cada especie en su fase de huevo, gusano, capullo o mariposa, lo que te puede ayudar a identificarlas (esquema fenológico le llaman). Hay algunos casos que pueden presentar cualquier fase (huevo, gusano, capullo, mariposa) en cualquier mes del año, como la mariposa «Issoria lathonia» de nombre común Sofía (los anglosajones la llaman «queen of Spain» o «reina de España»). Si buscáis estos nombres en el google imágenes, podréis ayudarme a confirmar si se trata de este ejemplar que vimos en las faldas del Mulhacén:
También vimos lo que pensábamos que eran dos mariposas distintas. Después de consultar el libro he podido averiguar que se trata de la misma mariposa, pero una hembra y otra macho. Se trata de la «Satyrus actaea» o sátiro negro (el macho es de un color negro intenso, y la hembra de color más claro). También he visto que se la llama «lagarta». Os dejo las fotillos que pude hacer:
La foto de la izquierda es la del macho, la de la derecha, de la hembra de una mariposa visible de julio a septiembre.
Ya poco más que contar. Que la laguna de la Caldera es distinta de otras porque le faltan los borreguiles que se dan en otras lagunas, incluso más abajo de esta laguna, el río forma otras pequeñas lagunas que tienen algo de verde. Este río discurre por un valle que es el comienzo del barranco del Poqueira; nosotros andamos por la pista colgada de la falda del Mulhacén. Al fondo de la imagen, Sierra Lujar delante del mar Mediterráneo… lástima que la niebla no deja ver bien los contornos y parece que se fusionan el cielo y el mar…:
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Volvimos con la hora casi justa al Mirador de Trevélez, donde cogimos el microbús que, en apenas 45 minutos, nos dejó de vuelta en Capileira.
Esta entrada podría alargarse aún más, tengo fotos y muchas cosas que contar. Pero mejor dejar algo para la próxima, porque por estos parajes tengo que volver. Así que me despido con la foto de una cabrilla asomándose al abismo del barranco del Poqueira. Como siempre: GPL.
Migue.